A estas alturas, y con los turrones asomando por la esquina, ya es raro que no sepas, querido lector, que el día 6 de diciembre se publicó en el BOE la LOPD-GDD. Siendo técnicos, porque a ver si no, hablamos de la Ley Orgánica 3/2018 de 5 de diciembre, de Protección de Datos y garantía de los derechos digitales y ha venido para quedarse.

Desde mi punto de vista, es un error introducir en una misma ley orgánica esa excrecencia plúmbea llamada «garantía de los derechos digitales» (¿a que nunca pensaste que se pudiera parafrasear a Platón hablando del dato?), y que aporta poco o nada a la materia. Que no digo yo que no sea materia digna de regulación orgánica. De hecho pienso que sí lo es, pero desde luego, debiera haberse acometido de forma independiente a la regulación de protección de datos, qué quieren que les diga…

En fin, dejemos que pasen los días y vayamos descubriendo todas las sorpresas (bueno, cada vez son menos sorpresa) que nos ha traido el BOE, y pensemos en analizar si Papá Noel está sujeto al RGPD…